¿Y ahora, qué hacemos?
Esta es la pregunta que surge espontáneamente al constatar que, con la Fiesta del Bautismo del Señor, termina el Tiempo de Navidad.
¿Y ahora qué? ¿Hasta que llegue la Cuaresma, qué hacemos?
La Fiesta que celebramos hoy nos da la respuesta. Porque el Bautismo del Señor señala el comienzo de su Vida Pública. En estos días que siguen, el Evangelio nos irá presentando sus primeras palabras, sus primeros discípulos, sus primeros milagros, sus primeros pasos.
En la primera lectura de hoy hemos escuchado: “Mirad a mi siervo a quien sostengo, mi elegido en quien me complazco...”
¡De eso se trata, de mirar al Señor Jesús, que se nos ha manifestado! ¡Salimos, por tanto, de la Navidad, fijando nuestros ojos y nuestro corazón en Jesucristo, que inicia su Vida Pública!
Esta es la pregunta que surge espontáneamente al constatar que, con la Fiesta del Bautismo del Señor, termina el Tiempo de Navidad.
¿Y ahora qué? ¿Hasta que llegue la Cuaresma, qué hacemos?
La Fiesta que celebramos hoy nos da la respuesta. Porque el Bautismo del Señor señala el comienzo de su Vida Pública. En estos días que siguen, el Evangelio nos irá presentando sus primeras palabras, sus primeros discípulos, sus primeros milagros, sus primeros pasos.
En la primera lectura de hoy hemos escuchado: “Mirad a mi siervo a quien sostengo, mi elegido en quien me complazco...”
¡De eso se trata, de mirar al Señor Jesús, que se nos ha manifestado! ¡Salimos, por tanto, de la Navidad, fijando nuestros ojos y nuestro corazón en Jesucristo, que inicia su Vida Pública!
El Evangelio nos presenta a Jesús, que quiere recibir aquel bautismo de purificación con el que Juan preparaba al pueblo para que recibiera, bien dispuesto, al Mesías. Y Jesús baja al agua del Jordán llevando sobre sus hombros los pecados de toda la humanidad, hasta el fin de los siglos. Y con este hecho, consagra las aguas, que serán, desde ahora, signo eficaz de la vida nueva que se recibe en el Bautismo cristiano, que Él instituirá.
¡Y con ocasión del Bautismo, se produce una gran revelación! ¡Por eso este acontecimiento forma parte de la Solemnidad de la Epifanía! En efecto, se abre el Cielo, nos dice el Evangelio, y el Espíritu Santo desciende sobre Jesucristo y lo consagra para la misión que iba a comenzar, y que S. Pedro sintetiza en la 2ª lectura, diciendo: “Pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él”.
Y se oye la voz del Padre que lo presenta solemnemente a Israel, su pueblo elegido: “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco”.
Y en medio de todo, contemplamos a las tres Personas de la Santísima Trinidad. Dice el himno de Vísperas: “Y así Juan, al mismo tiempo, vio a Dios en personas tres: Voz y Paloma en los cielos, y al Verbo Eterno a sus pies”.
Es tan importante este acontecimiento, esta Unción del Espíritu Santo, que de ahí deriva el nombre principal con el que conocemos a Jesús: “Cristo”, es decir, “el Ungido”, que en hebreo, se dice “Mesías”; y de Cristo, “los cristianos”, que significa “los ungidos”.
¡Qué importante es todo esto! ¡Cuántas reflexiones podríamos hacer!
Y el Señor viene a traernos el nuevo Bautismo, el Bautismo de los cristianos. “Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego”, decía Juan, el Precursor (Mt 3, 11).
Por eso, hoy es un día apropiado para reflexionar sobre el Bautismo, particularmente, sobre el Bautismo de los niños y la responsabilidad de sus padres y padrinos. ¡Cuánta seriedad, cuánta importancia y gravedad tiene sus compromisos y qué negativos son sus efectos, cuando no los cumplen! ¡Dichosos los niños cristianos que tienen unos padres y padrinos que sí lo hacen!
¡Con mucha frecuencia el Papa Francisco recuerda a los cristianos la necesidad de conocer el día de su Bautismo y a tenerlo siempre presente!
Todos los años el Papa, este día, bautiza en Roma a un grupo numeroso de niños.
¡Hoy es también un día apropiado para renovar, para revivir nuestro Bautismo! ¡Es el mejor “broche de oro” de la Navidad!
Ojalá que se hará realidad en nuestra vida lo que proclamamos en el salmo responsorial: “El Señor bendice a su pueblo con la paz. ¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!
No hay comentarios:
Publicar un comentario