"Mi vida cambió radicalmente en 1993 cuando descubrí Vida Ascendente. La ilusión y el cariño con que fui recibida en Madrid, a pesar de ir sola, me marcaron profundamente. José María, Ángel, Maricarmen y Pedro Mari me acogieron como a una más, y ese calor humano me hizo sentir en casa.
Desde entonces, he sido testigo de cómo este movimiento ha crecido y ha tocado la vida de tantas personas. He tenido el privilegio de servir como presidenta durante varios años y ahora, como vicepresidenta interdiocesana, sigo comprometida con esta hermosa causa.
Rubén, nuestro consiliario, ha sido una verdadera bendición. Su cercanía y su entrega nos han enriquecido espiritualmente. Gracias a él, hemos vivido momentos inolvidables en nuestros retiros.
Vida Ascendente no es solo un movimiento, es una familia. Aquí he encontrado amigos para toda la vida y he aprendido el verdadero significado de la solidaridad. Agradezco a Dios por permitirme ser parte de esta gran comunidad y por la oportunidad de servir a los demás.
Como decía San Juan Pablo II, 'no podemos parar hasta el último aliento'. Y yo, con toda mi fuerza, seguiré caminando junto a Vida Ascendente."
Me alegro muchísimo de esa entrega a este extraordinario movimiento que tanto bien ha hecho y sigue haciendo en nuestro espíritu.🙏🙏🙏
ResponderEliminar