Queridos amigos/as, miembros de Vida Ascendente: ¿Nos veremos el día 7 de febrero en la Catedral?
Es que este año se ha pensado celebrar la Fiesta de los Patronos en La Laguna-Centro, con motivo del Año Jubilar de la Catedral.
Como saben, este año estamos celebrando los cien años de existencia del templo Catedral, y que ha coincidido con el término de las obras.
Con este motivo se ha convocado un año de celebración, de alegría –júbilo- por estos acontecimientos. Es el AÑO JUBILAR DE LA CATEDRAL.
En circunstancias como éstas, la Iglesia nos ofrece gracias abundantes, que incluyen el don de la Indulgencia Plenaria, es decir, la remisión de todas las penas que podemos haber merecido por nuestros pecados, con las condiciones que se señalan en estos casos: la realización de la obra prescrita, en este caso, la peregrinación al templo Catedral, la oración por las intenciones del Papa, la Confesión Sacramental en el plazo de unos 15 días antes o después, la Comunión Eucarística y la ausencia de apego a cualquier pecado, incluso venial. Es una purificación total la que nos pide la Iglesia a la hora de obtener esta gracia. Se trata de ser piedras vivas del gran templo de la Iglesia Diocesana, simbolizada en el edificio de la Catedral.
Y lo hacemos en grupo, en Iglesia, como miembros del Movimiento Apostólico de Vida Ascendente, aunque algunos hayamos ya participado en alguna celebración jubilar.
A la espera de encontrarnos ese día, en torno a nuestros Patronos, reciban todos mis saludos más afectuosos y cordiales.
El Consiliario
Juan Manuel Pérez Piñero.
Es que este año se ha pensado celebrar la Fiesta de los Patronos en La Laguna-Centro, con motivo del Año Jubilar de la Catedral.
Como saben, este año estamos celebrando los cien años de existencia del templo Catedral, y que ha coincidido con el término de las obras.
Con este motivo se ha convocado un año de celebración, de alegría –júbilo- por estos acontecimientos. Es el AÑO JUBILAR DE LA CATEDRAL.
En circunstancias como éstas, la Iglesia nos ofrece gracias abundantes, que incluyen el don de la Indulgencia Plenaria, es decir, la remisión de todas las penas que podemos haber merecido por nuestros pecados, con las condiciones que se señalan en estos casos: la realización de la obra prescrita, en este caso, la peregrinación al templo Catedral, la oración por las intenciones del Papa, la Confesión Sacramental en el plazo de unos 15 días antes o después, la Comunión Eucarística y la ausencia de apego a cualquier pecado, incluso venial. Es una purificación total la que nos pide la Iglesia a la hora de obtener esta gracia. Se trata de ser piedras vivas del gran templo de la Iglesia Diocesana, simbolizada en el edificio de la Catedral.
Y lo hacemos en grupo, en Iglesia, como miembros del Movimiento Apostólico de Vida Ascendente, aunque algunos hayamos ya participado en alguna celebración jubilar.
A la espera de encontrarnos ese día, en torno a nuestros Patronos, reciban todos mis saludos más afectuosos y cordiales.
El Consiliario
Juan Manuel Pérez Piñero.
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